La villa de Cózar está situada en la región de Castilla-La Mancha, en la provincia de Ciudad Real y más concretamente en la comarca histórica del Campo de Montiel. Pertenece al partido judicial de Villanueva de los Infantes, con la que linda al norte. Torre de Juan Abad, Almedina y Torrenueva son las otras localidades que limita. Algo más de mil cozareños habitan en este municipio manchego.
El nombre de esta villa, del árabe “Cazar” que significa “labranza de hoyo”, ya que la agricultura ha sido desde la Edad Media hasta ahora la base de la economía de este municipio.
Villa vinculada espiritual y administrativamente a la Orden de Santiago, quedando representada la Cruz Roja de esta orden militar en su escudo. Los castillos, representan la vinculación histórica de Cózar al Reino de Castilla, tras haber sido escenario de numerosas batallas entre moros y cristianos y pasar finalmente a manos de la Orden de Santiago.
De las construcciones encontradas en la localidad con alto valor patrimonial, destaca la Iglesia de San Vicente Mártir situada en la Plaza del Cristo y está declarada como Monumento Histórico Artístico (1983). Se comenzó a construir en el siglo XV para ser terminada el siglo siguiente, aunque como es común en la arquitectura religiosa, con el avance de la historia, se realizan añadidos acordes a la «moda» de cada época hasta llegar a las restauraciones e intervenciones contemporáneas.
La planta del templo es rectangular y está formada por una sola nave. Su cabecera está orientada al este, como sucede en las iglesias cristianas desde el cristianismo primitivo, de modo que la luz de la mañana ilumine el altar mayor de igual forma en cualquier lugar del mundo. Una torre formada por tres cuerpos superpuestos y de planta cuadrada, se adosa a los pies del templo en la fachada oeste, dando a la Plaza del Cristo.
Los muros se levantan en piedra de sillería, así como los rotundos contrafuertes exteriores. Estos presentan diferentes tonalidades que nos dan pistas acerca de las intervenciones sobre esta construcción, como la tan «de moda» eliminación de revocos exteriores; es apreciable en este y muchos templos, especialmente al encontrar sillares irregulares, mal rematados, y situados en lugares alejados de las delicadas esquinas o zócalos, cuya razón de ser siempre iría vinculada a un necesario revestimiento, actuando a modo de piel.
Los principales elementos constructivos son de estilo renacentista y barrocos; la iconografía tanto al exterior e interior presenta símbolos y escudos vinculados a la Orden de Calatrava.
La ermita de la Veracruz comparte espacio urbano junto a la iglesia de San Vicente Mártir. A pesar de tratarse de un templo de menores dimensiones, al alberga la imagen del patrón de la ciudad, el Cristo de la Veracruz, es un lugar de alto valor sentimental para los habitantes de Cózar. Los orígenes del templo comparten cronología con la iglesia, pero el edificio actual es de estilo Barroco (siglos XVI y XVII).
Adosadas a estar ermita se encuentran «Las tacillas», juego descrito posteriormente, que tiene lugar durante las fiestas en honor al patrón del municipio.
En la calle Santa Ana y frente a la puerta sur de acceso la iglesia de San Vicente Mártir, existe una puerta con un escudo de armas que llama la atención (aunque tus amigos te miren con cara rara y te digan «¿qué haces haciendo fotos a esa casa tan vieja?») 😉
Esta es la llamada Casa de los Montero o Casa de hidalgos.
En relación a las tradiciones, «Las tacillas» es un juego de azar cuyos orígenes se remonta a los siglos XIV o XV.
El juego consiste en lanzar ocho bolas a las «tacillas» ubicadas detrás de la ermita de la Veracruz.; si el número de bolas que cae en el interior de la taza es par, gana la banca, si es impar ganan los apostantes. El ganador dobla el dinero jugado. Solo tiene lugar durante las fiestas patronales (14 de septiembre en honor del Cristo de la Veracruz).
*Fuentes y más información:
http://www.elcampodemontiel.com/cozar/
“El Campo de Montiel (1): Cozar” por Silvia García
*Fotografías realizadas en abril de 2015 por Silvia García
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La Tierra Infinita 
Me encanta mi pueblo y sus costumbres,y no digamos de sus vinos y aceites
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Patrimonio histórico y tradiciones van siempre fuertemente unidas al patrimonio gastronómico 🙂 ¡Qué maravillosos vinos y aceites nos da esta tierra!
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La plaza nueva no me parece un acierto
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El urbanismo contemporáneo tristemente y en muchas ocasiones ignora el patrimonio histórico o simplemente trata a los edificios como elementos escultóricos. Arquitectura y diseño urbano, deberían considerarse como un todo, aunque para gustos los colores y hay tantos gustos en el mundo como habitantes tiene. Un saludo.
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